Cómo usar el sustrato y el mantillo en tu huerto de balcón: guía para alquimistas novatos

Huerto urbano en balcón

Lo primero es lo primero. ¿Sabes qué diferencia hay entre sustrato y mantillo? ¿Sabrías decir cuándo debes comprar y usar el sustrato y cuándo debes comprar y usar el mantillo?

Empecemos por ahí.

Como ya te hemos explicado en BricoIsla sobre la diferencia entre el sustrato y el mantillo, el primero (sustrato) lo usas para plantar. Es decir, cuando pones la planta en la maceta, lo que usas para rellenar. Mientras que el segundo (mantillo) lo usas a modo de abono sobre la superficie de la maceta.

El sustrato aporta consistencia, capacidad de aireación y nutrientes, es lo que formará el cepellón de la planta y donde las raíces crearán su entramado. El mantillo lo colocas después, no precisamente cuando plantas, puede ser con posterioridad, en cualquier momento. Y lo usas para que se preserve la humedad en la maceta y para aportar nuevos nutrientes a la planta. ¡Fácil! ¿Verdad?

Dicho esto, vamos a ver cómo usas el sustrato y el mantillo para crear un huerto urbano en tu azotea, patio de vecinos o balcón.

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El sustrato: La base de tu imperio vegetal

Imagina tu balcón o azotea convertida en un oasis verde, un Edén particular donde cosechas tomates cherry del tamaño de pelotas de golf y albahaca tan aromática que embriaga a todo el vecindario.

Para alcanzar este paraíso terrenal, necesitas dominar el arte de la alquimia urbana: convertir la tierra en oro verde.

Porque una planta, sin nutrientes, no tiene vida y mucho menos puede producir frutas o verduras (¿sabes que lo que llamamos verduras son, en su mayoría, frutas que no son dulces, verdad?).

Lo primero es qué tipo de componentes puede contener un sustrato (o incluso con qué puedes crearte tu propio sustrato).

Ingredientes para tu poción mágica:

Lo primero que te diríamos es que lo compres ya hecho. Que sea genérico (más barato) o en todo caso, si dispones de una buena cartera, especializado para huerto urbano o plantas de producción en macetas. Ojo con esto, porque no es lo mismo un sustrato para rosales o geranios que uno para tomateras o pimientos.

Si te lanzas a la aventura de crear tu propia receta única del elixir del tomate, te recomendamos estos elementos:

  • Fibra de coco, la cabellera de Rapunzel vegetal, ligera y esponjosa, retiene la humedad como un camello en el desierto.
  • Turba, un tesoro pantanoso rico en materia orgánica, alimento para tus plantas como un festín medieval, que puedes comprar o que puedes conseguir en una charca, lago o río cercano.
  • Humus de lombriz, o la caquita de las lombrices (no te hagas el remilgado) que resulta ser un manjar para tus frutales y hortalizas, un elixir de vida, tendrás que comprarlo en Leroy o tiendas similares.
  • Perlita, lapilli, picón o rofe, esas pequeñas piedras volcánicas que airean la tierra como los pulmones de un atleta y que es insustituible porque además también preservan la humedad.
  • Vermiculita, un mineral que absorbe agua como una esponja y la libera a tus plantas cuando lo necesitan, como un oasis en el desierto.
Todos estos materiales, en su mayoría, tendrás que comprarlos por separado. Con un saco de 25 kilos cada uno podrás hacer sustrato como para todo el edificio. Es algo en lo que inviertes una vez y luego vas a estar usando durante muchísimo tiempo.

Pero, si no quieres andar con este trasiego, puedes comprar un saco de 25 kilos de uso genérico por menos de 10 dolares. Ahorrarás tiempo aunque no tendrás la misma calidad.

Consejo esencial: No seas tacaño con la calidad del sustrato o mantillo. Es la base del éxito de tu huerto, la diferencia entre un jardín de ensueño y un páramo desolado. Invierte en un sustrato de calidad, tus plantas te lo agradecerán con creces.

Si quieres aprender más te recomendamos Huerto urbano para todos, de la editorial Oberon, que puedes encontrar en Amazon y librerías habituales.

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El mantillo: El toque final para tu reino verde

El mantillo es como la capa de terciopelo que cubre tu trono real, no solo aporta belleza a tu huerto, sino que también tiene un sinfín de beneficios:

  • Regula la temperatura, al mantener el frescor en verano y el calor en invierno, como un sistema de aire acondicionado natural.
  • Evita la evaporación del agua, tu oasis verde no se convertirá en un desierto gracias al mantillo, porque retiene la humedad como un avaro su tesoro.
  • Controla las malas hierbas, no permitiendo que invasores indeseables roben el trono a tus plantas, algo que suele ser molesto y constante.
  • Aporta nutrientes al suelo, a medida que se descompone, alimentando a tus plantas como un chef Michelin de tres estrellas a sus comensales.

Ingredientes para tu capa real:

Y de la misma manera que puedes hacer sustrato para tus plantas reuniendo los ingredientes, también puedes crear tu propio mantillo. 

La idea básica es reproducir la cobertura de detritus que podrías encontrar de manera natural en un campo virgen y que se produce cuando las plantas mueren y se van desintegrando en la superficie junto a otros desechos naturales como animales muertos, heces, hojas de árboles, etc.

  • Paja o similar, que actuará como la alfombra dorada de tu reino vegetal, aporta ligereza y belleza.
  • Corteza de pino, que puede actuar como un manto noble y elegante que protege tus plantas como un caballero de cuentos de hadas y que debería ir sobre la paja o las hojas.
  • Hojas secas, un tesoro otoñal del que solemos deshacernos pero que puede ser tremendamente útil en tus macetas ya que enriquece el suelo y alimenta a tus súbditos vegetales a la vez que los protege.
  • Compost, o el oro negro de la jardinería, un manjar nutritivo para tus plantas que proviene en su mayoría de cada de algún tipo de animal y que si vives en ciudad tendrás que comprarlo.

Al igual que el sustrato, puede ser más rápido comprar el mantillo ya hecho, aunque suele tener un coste superior al sustrato más barato. Y de la misma manera lo encontrarás genérico (más barato) y específico para frutales y hortalizas (más caro).

Consejo esencial: No abuses del mantillo, una capa fina de 2 a 5 cm es suficiente. Un exceso puede impedir la correcta aireación del suelo y la absorción de agua por las raíces.

Y listo, conviértete en un alquimista urbano y transforma tu balcón o azotea en un reino verde próspero en el que tus plantas te coronarán rey o reina de la jardinería.

O dicho en palabras más serias. Las plantas, como los animales, necesitan alimento y agua para existir. Son seres vivos (algo que algunos animalistas suelen olvidar, por cierto). Estos seres vivos tienen una particularidad: producen alimentos. Y no pueden producir frutas o raíces sanas y aptas para el consumo humano si la planta no tiene un entorno óptimo. Sobre todo en un lugar tan agresivo para ellas como lo es una urbe.

Si quieres tomates, toca cuidar de tus tomateras. Es lo que hay.

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