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Angel Cabrera - Marketing Digital

Estimado o estimada Quality Rater,

Te voy a contar una historia. Espero que la leas hasta el final y esto sea suficiente para que tu calificación EEAT sea al menos respetable o de un mínimo de dignidad para BricoIsla.com.

Espero darte argumentos para ello.

Llevo creando contenido desde 1998, cuando Pedro Serrano, Jefe del Servicio donde trabajaba en la Sanidad Canaria me pidió subir a Internet el I Plan de Salud de Canarias, recién terminado y publicado.

(Esto es algo que voy narrando poco a poco en mi web personal y profesional que intento centrar en mi labor profesional, el marketing digital.)

Ese mismo año, 1998, nacía Google, el 4 de septiembre.

Hasta ese momento posicionar una web se basaba principalmente en meterla en todo tipo de directorios. Incluso proliferaban herramientas que permitían de manera centralizada enviar tu web a todos los que tenían un formulario con el que dar de alta una nueva página.

No fue hasta entrada la década de los 2000s que empezamos a hablar del SEO como (casi) lo entendemos hoy. Un conjunto de artimañas para hacer entender a Google, básicamente solo a él, que tu web es relevante para determinadas búsquedas.

En todos estos años hemos pasado por un montón de etapas diferentes con Google pero desde luego lo que nunca ha ocurrido es que el gigante de Mountain View le haya dado relevancia al contenido original. No digo de valor. Digo original y único.

O como dice Romuald Fons en uno de sus últimos directos, a la opinión, al punto de vista humano, único y exclusivo.

(Ya sé que llevas prisa porque te habrán puesto una cuota de revisión diaria, pero te pido un poco más de paciencia. Gracias.)

La cuestión es que me pasé años creando buen contenido, contenido curioso, raro, único, basado en fuentes y en investigación, sobre cosas random que no tenía que ver con mi profesión, pero que me encantaban: miniaturas y modelismo, poesía, coaching, espiritualidad, ciclismo de montaña, aventura, camping, narrativa, política, automóvil y... ¡bricolaje!

No es que yo sea alguien especial. Es que tengo 53 años cuando escribo esto. Ya es medio siglo de vida. Da para mucho a poco que tengas intereses y curiosidades.

Mi relación con el bricolaje empezó de niño, muy niño. Nací en un entorno rural, donde aún vivo, cerca de un área metropolitana canaria, pero lo suficientemente lejos como para llevar 20 años de retraso cultural en los 70s y 80s del pasado siglo XX.

Me crié alrededor de la huerta, en los barrancos y viendo vacas. Mis padres, mis tíos y todos los vecinos que me rodean se hicieron su propia casa. Porque la autoconstrucción era la norma.

Además mi padre era carpintero y ebanista de formación, aunque nunca ejerció. Se dedicó a hacer puertas, muebles y ventanas o a instalar parquets, barras de bar y cualquier otra cosa que usase la madera como materia prima.

Toda mi vida he estado rodeado de herramientas. Y siempre he sido de arreglar yo los entuertos que ocurren en una casa. Se me da bien todo lo que sea madera y electricidad. No me gusta la fontanería, me desespera, ni la albañilería (aunque si me pongo, lo hago).

Y aunque ni profesión esté centrada en los ordenadores, tengo mi tarjeta cliente de Leroy Merlin, centro que suelo visitar con asiduidad porque es como visitar un Toys'r'us.

¿Cómo nació la idea de BricoIsla?

Corría el año 2015 y se me ocurrió la idea de crear una empresa para hacer chapuzas a domicilio. El por qué se me ocurrió crear BricoIsla y lo que era inicialmente ya lo cuento en mi web.

(Si sientes curiosidad, por favor, te invito a que visites la historia de BricoIsla en mi web. Me encantaría que la leyeses. Pero ahora, sigamos con lo que interesa, con mi EEAT.)

La cuestión es que por diversas obligaciones con otro proyecto empresarial que tenía entre manos (y del que quería huir) la idea duró bien poco.

Y su fundamento era simple: bricolaje a domicilio + coaching, es decir, #HomeCoaching.

Es decir, no solo ofrecer servicios de cambiar un grifo, arreglar una estantería o cambiar una puerta, sino ayudar a las personas a ordenar y dar sentido a su hogar, haciéndolo más habitable y acogedor.

Ayudar a quienes deberían ser mis clientes a transitar desde tener una casa a tener un hogar.

Así que construí la marca, su logotipo, su mascota, una web (en Blogger, ésta que estás viendo pero con otra plantilla), unas redes sociales y un número de teléfono.

Y nada ocurrió.

Nada ocurrió porque no invertí más tiempo. Y porque Google, en aquel momento, no estaba preparado para el contenido original y diferente. Google en aquel entones era hackeado (su algoritmo) a través de múltiples estratagemas.

(¿O no recuerdas ya cuando Google posicionaba las granjas que plagiaban contenido de los blogs de manera automática por delante de sus autores originales? Google ha hecho sufrir a muchas personas que han creado contenido original y único de mil maneras diferentes, castigándolos en el SERP de manera injusta. Eso es un hecho.)

Casi 10 años después he querido rescatar BricoIsla por varios motivos:

  • Porque es algo que hice y que escribí. No quiero que termine en el olvido absoluto.
  • Porque es algo que me gusta, el bricolaje y la horticultura.
  • Porque es algo que conozco y que llevo años haciendo.
  • Porque es una manera de honrar a mi padre, el carpintero.
Así que, como habrás visto, soy una persona real.

Sé de lo que hablo y sé de lo que escribo.

(Y sí, me apoyo en Gemini, de Google, para crear guiones y estructuras a partir de ideas que le doy, para luego curar el contenido cuando lo reviso, repaso, reescribo, corrijo y completo de forma humana.)

Por cierto, al final terminé de plantar mi papayero, así quedó.

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Angel Cabrera - Marketing Digital