Cómo pintar una habitación paso a paso: guía para artistas frustrados y chapuzas motivados

Pintar tu mism@ tu hogar puede resultar tremendamente satisfactorio pero el primer consejo que te vamos a dar es que te lo tomes con paciencia y que disfrutes del proceso, porque un o una manitas con prisas solo produce un resultado posible: la chapuza.

Una buena marca de pinturas, preferiblemente acrílicas frente a esmaltes, mates o satinadas frente a brillantes, colores neutros frente a colores excesivamente llamativos, puede ser clave para un éxito rotundo en esta aventura.

¿Cansado de esa pared que te mira con desgana? ¿Sientes la imperiosa necesidad de darle un toque de color a tu aburrida habitación? No temas, amigo mío, amiga mía, porque este manual de supervivencia te guiará en el apasionante viaje de pintar una habitación.

Y lo que es más importante, sobrevivir al proceso y que el resultado te haga feliz.

Primer paso: la elección del color

Este es un momento crucial, comparable a la elección de tu nombre o tu pareja sentimental. Tómate tu tiempo, medita, consulta con tu almohada, y recuerda: no hay color feo, solo colores mal combinados. O mal elegidos. (Como consejo básico, compra un bote chiquitín del color que tienes en mente y haz una prueba en un trozo de pared. ¿Qué te parece el resultado?

Posibles escenarios:

  • Si eres indeciso: Opta por un color neutro como blanco, beige o gris. Son colores versátiles que combinan con todo. Los colores neutros no motivan ni la actividad ni la pasividad así que son ideales para espacios que se usan un poco para todo y en los que quieras resaltar elementos de la decoración concretos mientras que las paredes pasan desapercibidas. Siempre será la mejor opción cuando no tienes opción.
  • Si te gusta la aventura: Atrévete con un color vibrante como rojo, azul o verde. Pero recuerda, la sobriedad es tu amiga. Estos colores se comen la decoración. Se lo comen todo. Y además los colores tan invasivos y tan masivos (porque lo vas a ver mucho, muchísimo) generan emociones. Ojo con lo que cada color estimula.
  • Si te gusta la paz y la tranquilidad: Busca un color frío o colores más tenues y claros. Se trata de dar un tono a la habitación. No de que la habitación te coma con el color.
  • Si eres fan del minimalismo: Elige un solo color para toda la habitación, a ser posible como en el caso de las personas indecisas, que sea neutro.

Segundo paso: las herramientas del artista

Para convertirte en Picasso con brocha gorda necesitarás un arsenal de herramientas. Buscar, elegir y comprar esas herramientas da la misma satifacción que ir al Primark o a Zara. Garantizado. Así que empecemos:

  • Rodillo: Tu fiel compañero para cubrir grandes superficies. Invierte pasta y compra un rodillo para toda la vida, como las buenas relaciones amorosas. No compres basura para ahorrarte 5 dolares. Lo agradecerás.
  • Brochas: Para los detalles y las esquinas. Aunque también encontrarás rodillos pequeños o con formas particulares para esos rincones dónde el rodillo normal no va a llegar.
  • Bandeja de pintura: Para depositar la pintura y evitar derrames. Sobre todo te sirve para eliminar los excesos y no chorrearlo todo.
  • Cinta de carrocero: Para proteger los muebles y el suelo. Y sí, tienes que pasarte un buen rato protegiendo maderas, tapas de enchufes e interruptores, etc., si no quieres terminar haciéndolo todo un asquito.
  • Plástico o sábanas viejas: Para cubrir el suelo y los muebles. Lo mismo que la cinta, cubres grandes superficies. Normalmente agruparás el mobiliario en el centro pero aún así tendrás que pintar el techo o la habitación será pequeña. Y vas a salpicar, quieras o no. Es inevitable.
  • Trapos: Para limpiar los derrames y las salpicaduras. Porque, como te decía, salpicarás a mansalva.

Hay mucho material en Internet, como este mismo artículo, pero también vídeos en YouTube o en TikTok, que te explican como hacer uso de estas herramientas. Investiga antes de inventar tus propias e innovadoras formas de usarlas. De verdad, investiga.

Tercer paso: la obra maestra

¡Es hora de poner en práctica tu creatividad! Sigue estos pasos para convertir tu habitación en una obra de arte:

  1. Preparación: Cubre el suelo y los muebles con plástico o sábanas viejas. Retira los interruptores y enchufes. Usa cinta de carrocero para proteger las zonas que no quieres pintar.
  2. Primera capa: Aplica una capa fina de pintura con el rodillo, empezando por el techo y bajando por las paredes. Deja secar completamente antes de aplicar la segunda capa.
  3. Segunda capa: Repite el proceso de la primera capa, asegurándote de cubrir todas las zonas de manera uniforme.
  4. Detalles: Usa las brochas para pintar las esquinas, los bordes y los detalles. Los detalles después de las dos capas.
  5. Limpieza: Retira la cinta de carrocero, el plástico y las sábanas. Lava las brochas y el rodillo con agua y jabón. Reordena la habitación.
  6. Ventilación: Una vez termines, procura pintar la estancia. No duermas ese mismo día y mucho menos con la habitación cerrada.

Consejitos adicionales para personas con dos manos izquierdas

  • Trabaja en un espacio bien ventilado.
  • Usa ropa vieja que no te importe manchar.
  • No pintes bajo la luz directa del sol, ya que la pintura puede secarse demasiado rápido.
  • Si te equivocas, no te preocupes, siempre puedes corregirlo con otra capa de pintura.

Y celebra que has pintado la habitación

¡Felicidades! Has transformado tu habitación en un espacio lleno de color y alegría. Ahora puedes disfrutar de tu obra maestra y presumir de tus habilidades artísticas con tus amigos. Y recuerda, si la pintura no es lo tuyo, siempre puedes contratar a un profesional. Es mejor pagar por un trabajo bien hecho a una empresa de reformas que tener que pagar dos veces, uno por tus chapuzas y otro para arreglar los entuertos. Aún así, si te ves capaz, inténtalo.

Y como siempre decimos:

  • Para darle un toque personal a tu habitación, puedes añadir cuadros, fotos o plantas.
  • Comparte fotos de tu habitación renovada en las redes sociales y presume de tu trabajo. Porque sentir orgullo por el trabajo bien hecho alimenta el kokoro.

¡Hasta la próxima creación!

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