Cómo arreglar una cremallera: manual para torpes

Cremalleras rotas

Las cremalleras están presentes en multitud de facetas de nuestra vida. Desde nuestra ropa y complementos hasta el hogar, desde múltiples utilidades en nuestro trabajo hasta nuestros hobbies. Por eso, cuando no funcionan o están rotas provocan siempre decepción, frustración o incluso desesperación. ¿Te sorprende? Si lo piensas un rato, seguro que no.

Siempre te queda la opción de acudir a la costurera de tu barrio o ciudad, que aún quedan. No hay nada más satisfactorio que dar una segunda vida a una prenda u objeto ya usado. Porque tienen algo que no tienen las cosas nuevas. La carga emocional producto de los recuerdos que asocias con esos objetos.


¿Te enfrentas al temible reto de arreglar una cremallera atascada? ¿Sientes un escalofrío recorrer tu cuerpo al pensar en la posibilidad de quedarte atrapado en tu ropa?

Te entendemos. Si hay algo que está presente en tantos ámbitos de nuestra vida y que al mismo tiempo pasa absolutamente desapercibido, hasta que se rompe o se atasca, eso es la cremallera.

No temas, querido torpe, porque este manual de supervivencia te guiará en el apasionante viaje de convertirte en un McGyver de las cremalleras (o al menos en un experto en evitar desastres textiles).

El problema de las cremalleras te lo vas a encontrar en tu ropa, en la ropa de hogar, en mobiliario, en complementos e incluso en material de aventura, camping o montaña.

Como siempre, vamos paso a paso:

Primer paso: el diagnóstico

Porque si no sabes qué ocurre no vas a poder arreglarlo. No solo se aplica a las cremalleras. ¡Se aplica a la vida entera!

Así que antes de convertirte en el nuevo Houdini del bricolaje, es fundamental que identifiques la causa del problema.

Posibles escenarios:

  • La cremallera está atascada: La cremallera no sube ni baja, y se siente como si estuviera atrapada en un nudo gordiano. Posiblemente es que esté atascada con la propia tela.
  • El carro de la cremallera se ha salido: El carro, esa pequeña pieza que sube y baja por los dientes de la cremallera, se ha desprendido y ahora está perdido en el mar de la ropa. Si tienes suerte solo se habrá salido un lado (algo muy habitual).
  • Los dientes de la cremallera están desalineados: Los dientes de la cremallera, esos pequeños enganches que permiten que la cremallera se cierre, se han desviado de su camino y ahora no se juntan correctamente.
Consejo: Si no estás seguro de cuál es el problema, no te preocupes, la mayoría de las soluciones son válidas para varios escenarios.

Segundo paso: la búsqueda del tesoro textil

Para convertirte en el rey de las cremalleras, necesitarás algunas herramientas y materiales.

Lista de la compra:
  • Alicates: Para sujetar y manipular el carro de la cremallera. Pequeños, como los que se usan en electrónica.
  • Pinzas: Para alinear los dientes de la cremallera.
  • Jabón (en barra) o cera: Para lubricar la cremallera y facilitar su movimiento.
  • Un clip de papel o un imperdible: Para usar como herramienta improvisada en caso de emergencia.
Consejo: No necesitas un arsenal completo de herramientas, solo las básicas.

Tercer paso: la preparación

Antes de empezar a arreglar la cremallera, es fundamental tomar algunas medidas de precaución. Al menos si tienes un mínimo aprecio por tus dedos.

Consejos:
  • Trabaja en una superficie plana y bien iluminada. Especialmente si has superado la cuarentena y la vista no es tu mejor aliada.
  • Extiende una toalla o manta debajo de la cremallera para proteger la superficie de trabajo. Especialmente si te pones a repararla en una mesa barnizada o en una superficie delicada.
  • Ten paciencia y no te enfurezcas si la cremallera no se arregla al primer intento. Y ten presente que en algunos casos solo te quedarán dos opciones, llevar la prenda al reciclador o llevarla a una costurera.

Cuarto paso: ¡a arreglar la cremallera!

Llega el momento de poner en práctica tus habilidades de bricolaje. Sigue estos pasos con cuidado:
  • Si la cremallera está atascada: Aplica jabón o cera en los dientes de la cremallera. Sube y baja el carro de la cremallera varias veces para que el lubricante penetre.

    Si la cremallera sigue atascada, usa los alicates para sujetar el carro y moverlo con cuidado.

    Si se ha atascado con la ropa ve moviendo poco a poco el carro mientras que con unas pinzas vas forzando la tela fuera del carro. Ve con cuidado para no estropear la prenda.
  • Si el carro de la cremallera se ha salido: Localiza el carro y colócalo en la posición correcta. Usa los alicates para presionar las pestañas del carro y asegurarlo en su sitio.

    Si se ha salido de ambos lados, primero inserta un lado y lleva el carro hasta el extremo para luego, con cuidado, paciencia, tenacidad e insistencia, colocar el otro lado de la cremallera. Es posible que los dientes supongan un problema. No tengas prisa.
  • Si los dientes de la cremallera están desalineados: Usa las pinzas para alinear los dientes de la cremallera con cuidado. Empieza por la parte inferior de la cremallera y ve subiendo poco a poco.

    Los dientes deben quedar a la misma distancia y en línea. Usa de referencia los que estén bien. Es posible que necesites artillería pesada, como los alicates, porque con las pinzas no sea suficiente.
Recuerda: algunos casos son irresolubles, siendo las únicas opciones posibles llevar la pieza al reciclador de ropa o llevarla a una costurera o costurero, si es que encuentras alguno, para que cambie la cremallera.

(Si quieres nuestra opinión, siempre te diremos... ¡recupera, recicla y reutiliza!)

Quinto paso: ¡celebra tu victoria!

¡Felicidades! Has arreglado la cremallera atascada y has evitado un desastre textil.

Ahora puedes disfrutar de tu ropa o cojín o saco de dorir o lo que sea sin miedo a quedarte atrapado.

Y recuerda, si la cremallera no se arregla a la primera, no te preocupes, siempre puedes decir que tu ropa tiene un estilo vintage y que las cremalleras imperfectas son tendencia.

Bonus track para aspirantes a influencers:

Comparte fotos de tu hazaña en las redes sociales y presume de tu trabajo.

Si te animas, puedes seguir arreglando cremalleras de toda tu ropa abandonada y si te entusiasmas seguir con la de todos tus vecinos y vecinas.

Recuerda que arreglar una cremallera es una tarea sencilla que puede ayudarte a sentirte más seguro.

¿Por qué decimos siempre esto? Porque un elemento en tu vida que debe hacerte la existencia más fácil se convierte en una fuente de estrés cuando no funciona, está roto o no cumple debidamente su función.

Así de simple.

¡Hasta la próxima aventura textil!

Consejo: No te olvides de divertirte en el proceso. Las manualidades y el bricolaje no solo son útiles, sino que también pueden ser una actividad gratificante.

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